A los filósofos, escritores, músicos, poetas, familia, amigos, profesores, alumnos,… a cuantos en la búsqueda de mi Ítaca particular, me han ayudado a olvidar el lema “si quieres la paz, prepara la guerra” para preferir arribar juntos a una costa de libertad, justicia, belleza, verdad,... en la que nuestras manos planten olivos en vez de empuñar fusiles, aun sabiendo que quizá se cumplan los temores de Alfonsina Storni en uno de sus poemas: “Pudiera ser que todo lo que en verso he sentido / no fuera más que aquello que nunca pudo ser”

A cuantos desde mi infancia hemos recorrido juntos o entrelazado esporádicamente etapas de nuestra vida musical, esculpiendo lentamente un mundo de belleza en torno al canto coral, con una mención muy especial al Claustrum Armonicum, sin el que nunca hubiera sido lo que soy

A mi familia, por aceptarme como soy. Con ellos, trenzando los hilos de nuestras vidas y proyectando un concierto común con nuestras particellas individuales, he aprendido que las sombras se superan con amor, y que, cuando se produce una tormenta, siempre te espera la certeza de que, cuando acabe, ellos estarán allí.

A mi cuñado, Antonio Erro Goñi, un hombre, como Antonio Machado, “en el buen sentido de la palabra, bueno", por todo y por el magnífico regalo de las caricaturas y acuarelas que ilustran esta web